jueves, 12 de diciembre de 2013

The good of goodbye





Siempre critiqué a las personas que no estaban dispuestas a cambiar… no entendía por qué papá prefería un Bocho a otro vehículo, o por qué mamá se resistía comer alimentos procesados… hoy lo entendí, como una revelación magistral, me vi resistiéndome a dejar mi vieja computadora… creo que es parte de crecer el dejar la cosas atrás, la madurez no es otra cosa que la capacidad de admitir cuándo y cuánto es suficiente de algo… 

Sin embargo, hay una parte muy especial de lo que hacemos, lo que hace maravilloso al género humano es la capacidad de darle vida a lo inanimado… como un deseo oculto para una aspiración superior, no en poder, sino en estética;  cuando hemos puesto tiempo, esfuerzo  y trabajo en algo le conferimos una importancia que tal vez no tiene, pero que existe en el vínculo íntimo de las cosas. Un lazo invisible que desarrollamos en el tiempo y el espacio, que la da sentido a lo efímero y  a lo eterno simultáneamente, la contradicción, el dilema y lo impensable trascienden la inteligencia, el pensamiento y la razón, pero son inteligibles al corazón, al corazón humilde; este hallazgo no reside en lo más alto del espíritu humano, sin en la base de todo lo que existe o puede existir: el amor.

 Amamos tanto que a veces no hay palabras para expresar momentos, hechos, situaciones, o cualquier cosa que podemos llamar emotiva, la vida es estética, y sólo con humildad e inocencia podemos hacerlo… los sentimientos no se expresan, se viven, se comparten, se manifiestan, se identifican… pero no se pueden expresar… las palabras son aproximaciones tristes a un destino que les es inalcanzable, ignoto y oculto. Ascendemos en el espíritu en la medida que descendemos en el alma, donde ésta crece y se multiplica, nos alcanza y nos rodea, dándonos a entender que devenimos de algo más grande y noble… 

Hay un cúmulo de recuerdos y palabras, momentos, situaciones y hechos, amorfos, inconexos y algunas veces irreales… esa es mi memoria y así la quiero, porque mientras pueda verlos al cerrar los ojos y sonreír en una exhalación, mientras percibo de nueva cuenta el sonido y aroma del momento será todo mío, recordándome que nada me pertenece…  y eso me hace realmente feliz…


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