Siempre critiqué
a las personas que no estaban dispuestas a cambiar… no entendía por qué papá
prefería un Bocho a otro vehículo, o por qué mamá se resistía comer alimentos
procesados… hoy lo entendí, como una revelación magistral, me vi resistiéndome a dejar mi vieja computadora… creo que es parte de crecer el dejar la cosas
atrás, la madurez no es otra cosa que la capacidad de admitir cuándo y cuánto
es suficiente de algo…
Sin embargo, hay
una parte muy especial de lo que hacemos, lo que hace maravilloso al género
humano es la capacidad de darle vida a lo inanimado… como un deseo oculto para
una aspiración superior, no en poder, sino en estética; cuando hemos puesto tiempo, esfuerzo y trabajo en algo le conferimos una
importancia que tal vez no tiene, pero que existe en el vínculo íntimo de las
cosas. Un lazo invisible que desarrollamos en el tiempo y el espacio, que la da
sentido a lo efímero y a lo eterno
simultáneamente, la contradicción, el dilema y lo impensable trascienden la
inteligencia, el pensamiento y la razón, pero son inteligibles al corazón, al
corazón humilde; este hallazgo no reside en lo más alto del espíritu humano,
sin en la base de todo lo que existe o puede existir: el amor.
Amamos tanto que a veces no hay palabras para
expresar momentos, hechos, situaciones, o cualquier cosa que podemos llamar
emotiva, la vida es estética, y sólo con humildad e inocencia podemos hacerlo… los
sentimientos no se expresan, se viven, se comparten, se manifiestan, se
identifican… pero no se pueden expresar… las palabras son aproximaciones
tristes a un destino que les es inalcanzable, ignoto y oculto. Ascendemos en el
espíritu en la medida que descendemos en el alma, donde ésta crece y se
multiplica, nos alcanza y nos rodea, dándonos a entender que devenimos de algo
más grande y noble…
Hay un cúmulo de
recuerdos y palabras, momentos, situaciones y hechos, amorfos, inconexos y
algunas veces irreales… esa es mi memoria y así la quiero, porque mientras
pueda verlos al cerrar los ojos y sonreír en una exhalación, mientras percibo
de nueva cuenta el sonido y aroma del momento será todo mío, recordándome que
nada me pertenece… y eso me hace
realmente feliz…
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